RETRATO ECUESTRE DE JOHN HAWKWOOD, REALIZADA POR PAOLO UCCELLO

La noche del 16 al 17 de Marco del 1394 moría en su palacio cerca de la ciudad de Florencia, el condontiero John Hawkwood, y la República de Florencia le ofrecería a este mercenario nació en Essex (Inglaterra) en el 1930, un funeral solemne y en el año 1430 le encargarían al pintor supuestamente florentino Paolo Uccello, un fresco que aun se puede apreciar a día de hoy en la brasilica Santa Maria di Fiore de Florencia.

Hawkwood fue un condontiero, un mercenario que desde finales de la Edad Media hasta mediados del siglo XVI estaba al servicio de las ciudades-estado italianas. Al principio gran parte de ellos eran extranjeros, pero poco a poco casi todos los profesionales de armas pasaron a ser italianos. En su carrera militar Hawkwood estuvo al servicio de Pisa en el 1363 junto con la “Compañía Blanca”, en el 1368 al servicio de Milán, luego pasaría al servicio Papal, regresaría a Milán una  última vez para luego irse con el enemigo y ponerse al servicio de la República de Florencia. 

En el año 1389 estallaría una guerra que implicará a toda la península itálica, unas discrepancias que comenzaron entre Siena y Florencia y se irían extendiendo en dos bandos Siena contaría con los aliados de Milán, Perugia, Mantua, Ferrara y Rimini, mientras que del lado de Florencia estarían Bolonia, Faenza, Luca y Padua. Además esta guerra enfrento a los mejores y más populares no solo de esa época sino prácticamente que se recuerden de toda la historia como son por parte siena/milanesa Jacopo dal Verme, Facino Cane, Ugolotto Biancardi y Paolo Savelli, y por el otro lado, demás de John Hawkwood también se encontraban Giovanni da Barbiano, Konrad Aichelberg, Konrad Prasserg y John Beltorf.

Este enfrentamiento la gano la alianza “fiorentina”, gracias seguramente al mando de Hawkwood, y de ahí se ganó toda la fama, popularidad y méritos que le vendrían después en vida y tras su muerte.

Paolo Uccello (1397-1475) fue un pintor y matemático que destaco por su obra pionera en su perspectiva del arte. En el año 1436 recibió el encargo para realizar un fresco para conmemorar al ingles Sir John Hawkwood, que en la República de Florencia era considerado un héroe de guerra. Uccello representaría al guerrillero inspirándose en obras clásicas.

«La ronda de noche», será restaurada frente al público, en vivo y por internet.

Una de las obras más representativas del siglo de oro holandés en la pintura, «la ronda de noche» (realizada por Rembrandt van Rijn en el año 1642), será restaurada frente al público, en vivo y por internet.
Los visitantes lo podrán seguir desde la sala noble del Rijksmuseum museum en donde confluyen las mejores obras de esta época, obviamente cumpliendo las medidas de seguridad necesarias para que evitar «ataques», como ocurrió en el 1911 y el 1975 que la atacaron con un cuchillo, o en el 1990 con ácido clorhídrico.

El Coloso de Rodas, Salvador Dalí.

Dalí pintó esta maravilla del mundo a base de sillares de piedra algo que nos recuerda a otra obra anterior, la Venus «con cajones». El artista expulsado del grupo de Bretón, había decidido volverse más clásico, y eso se refleja en la obra ya que cada vez hay una mayor preocupación por la forma.

Dalí ha manejado como nadie las obsesiones, los sueños, la paranoia, los delirios, que se han convertido en herramientas de una locura sublimada.
Esta obra monumental del Coloso de Rodas recuerda a ciertas obras heroicas de los años treinta y del principio de los cuarenta, enlazando con la estética de esos años.

Sant Jordi, Pere Niçard.

Encargado en el año 1468 y concluido en el 1470, este retablo de grandes dimensiones fue realizado por el artista Pere Niçard, que encontraremos en el Museo Diocesano de Palma.

Niçard nos presenta al legendario caballero «Sant Jordi» lanceando al dragón. El artista estaba influenciado por los artistas flamencos, pero sobre todo por Jan Van Eyck.

Este óleo no solo llama la atención por la escenografía de sus personajes sino también por la ciudad medieval que aparece en el fondo, Palma de Mallorca.

El imperio de las luces, René Magritte.

En la década de los años cincuenta, uno de los artistas más importantes del movimiento surrealista, René Magritte, desarrolló un conjunto de cuadros similares con un mismo tema llamados, «el imperio de las luces» (l’empire des lumières).

El imperio de las luces, René Magritte.
El imperio de las luces, René Magritte.

Como en la mayoría de sus trabajos, la intención del artista era la de cambiar la percepción precondicionada de la realidad. En la parte superior de la imagen aparece un cielo azul brillante, mientras abajo vemos una casa con luz artificial en un paisaje nocturno, y el reflejo de esta en el lago.
Magritte hace en estos cuadros algo recurrente en sus obras, el encuentro de contrastes y imágenes que resultan extrañas y paradójicas para el espectador.

El imperio de las luces, René Magritte.
El imperio de las luces, René Magritte.

Los retratos de El Fayum

Fechados en los tiempos de la ocupación romana en Egipto, los retratos de «El Fayum» son unas pinturas que cubren los cuerpos momificados para su enterramiento, encontrados en la región egipcia de «El Fayum», de ahí el motivo del nombre.

Los retratos de "El Fayum".
Los retratos de «El Fayum».

Los retratos tenían que ser lo más parecidos al difunto para así poder ser reconocidos tras su muerte, estaban realizados en dos técnicas pictóricas diferentes , al temple y mayoritariamente a la encáustica.

Los retratos de "El Fayum".
Los retratos de «El Fayum».

La característica de la encáustica es el uso de la cera como aglutinante para los pigmentos, una mezcla densa y cremosa que se aplicaba con un pincel y una espátula caliente terminando puliendo la pieza con trapos de lino sobre una capa de cera caliente previamente extendida para protegerla (a este termino se le conoce como encaustización).

Alegorías al buen gobierno, Ambrosio Lorenzetti.

«Alegorías al buen gobierno», se realizó entre el 1337/39 por el pintor de estilo gótico italiano Ambrogio Lorenzetti. Este fresco excepcional nos narra por primera vez el modo de vida medieval de la Siena del siglo XIV, en el vemos detalles de la arquitectura de la época, los talleres de artesanos, las vestimentas y las diferencias de las clases sociales.

El fresco se encuentra en el Palacio Público de Siena, que en el momento era la sede del gobernador de la ciudad, y que junto a este fresco mando pintar otro que representaba totalmente lo contrarío, «las alegorías del mal gobierno».

En época gótica las pinturas contenían un gran valor simbólico como ocurre en este cuadro, podemos ver las figuras femeninas que aparecen en primer plano simbolizando la paz, la fe, la fortaleza, y la justicia mientras que el resto de personajes aparecen en menor tamaño, para dejar claro que ningún cargo ni poder esta por encima de los valores y el civismo que representan la ciudad.

El enigma de Hitler, Salvador Dalí, 1939.

Raras y difíciles eran de comprender las inquietudes políticas que tenía Salvador Dalí con algunos de los líderes que más vidas han sesgado a largo de la historia, como Hitler, Stalin o Franco, en el año 1939 realizó este óleo titulado «El enigma de Hitler».

Para Dalí el dictador alemán significaba la imagen perfecta del «Maldoror» que era el arcángel del mal que luchaba de diferentes formas contra Dios, pero a la vez sentía una extraña fascinación por este «masoquista integral» que parecía poseído por la idea fija de desencadenar una guerra para perderla luego heroicamente.

La obra es una gran metáfora de lo que esta a punto de suceder, es el preludio a la gran guerra, una rama de olivo que simboliza la vida recién podada, en la que cuelga un teléfono roto eludiendo a los numerosos intentos del político inglés, Neville Chamberlain por evitar el conflicto, también en el teléfono vemos en la parte inferior como se asemeja a las pinzas de una langosta, alegoría del pintor al dolor.
Debajo del teléfono hay un plato en donde aparece una foto del que será el máximo responsable del conflicto que se le avecina a Europa, unas pocas judías advierten de la gran hambruna que se extenderá por todos los territorios en conflicto, y al fondo un perro negro que parece el cancerbero de la vida y la muerte.

Las Meninas de Picasso.

En el verano del 1895 en un viaje de Málaga a Coruña y con tan solo 13 años de edad, Pablo Picasso visitaba el Museo del Prado de Madrid, para por primera vez ver las obras del artista del siglo de oro español, Diego Velázquez.
Aprovecho para hacer algunos bocetos de lo que tanto le había entusiasmado del artista andaluz, algo que seguirá haciendo dos años más tarde cuando se instale en Madrid.
Ya en el verano de 1957 homenajeando los trescientos años de la creación de «Las Meninas», realizó este óleo monocromo en el que podemos apreciar diferencias como el formato horizontal al vertical del original, la luz que entra por las ventanas, la composición triangular y el espacio y la perspectiva plana y central.
Picasso no pretendía hacer una copia de la original sino un tributo mediante su propia interpretación cubista de la obra.

Los tres músicos, Pablo Picasso.

En el año 1921 en Fontainebleau (Francia), residía el artista malagueño Pablo Picasso, en donde pintó «Los tres músicos» en el periodo conocido como «cubismo sintético», que la diferencia que tenía con el anterior (cubismo hermético) era que el lenguaje no era tan abstracto y podía entenderse mejor por el espectador.
En el cuadro vemos tres músicos, un arlequín con una guitarra, un pierrot con un saxofón y el monje que sostiene una partitura (única imagen que parece intacta de como la conocemos en realidad), además del perro que vemos entre las piernas de los músicos.
El Arlequín es un personaje muy recurrente por Picasso en muchas de sus obras, ya que lo considera como a un artista, capaz de camuflar la realidad ya sea por sus trucos o por su interpretación.