Giovanni Battista Belzoni

Retrato de Giovanni Battista Belzoni del pintor y retratista neerlandés Jan Adam Kruseman (1804-1862) , pero no hablaremos del pintor, sino del ingeniero y explorador Battista Belzoni (1778-1823) un interesantísimo personaje aventurero y egiptólogo del siglo XIX. Nacido en Padua y formado en ingeniería en Roma se traslado en el 1803 a Londres y se empleo como forzudo en circo (destacar que era un tipo de porte tosco y media más de 2 metros de altura).

En el 1814 conocería al almirante otomano Ismael Gibraltar que lo contrataría para trabajar en Egipto por sus dotes y conocimientos de ingeniería. Ya en Egipto Belzoni conocería a Henry Salt (un “espabilado” curioso inglés con no muy buena fama) al que contrataría como mano de obra para sus “expediciones”.

Gracias a su tamaño y fuerza destaco por ser capaz de retirar el busto de Ramsés II del templo de Ramsés (si habéis estado en el British Museum seguro lo habéis visto). Belzoni siguió explorando bajo la tutela de Salt pero sin prácticamente fondos, paso por Asuan, Nubia y intentó abrir el templo de Ramsés II en Abu Simbel, pero la falta de medios le fue imposible.

Descubrió estatuas y pequeñas tumbas, como en el Valle de los Reyes la de Mentuherjepeshef, príncipe de la Dinastía XX, hijo de Ramsés IX, pero aún insatisfecho siguió explorando hasta que el que sería el gran hallazgo de su vida, la tumba de Seti I, uno de los grandes faraones de la historia, hijo de Ramsés I y Sitra, gobernó más de una década y fue el iniciador de grandes construcciones como Karnak y Abidos, además era la tumba más larga del Valle de los Reyes.

Después de este gran hallazgo Belzoni siguió explorando y se desentendió de Salt por desavenencias económicas (como he dicho antes Salt era un “espabilado” por no decir un pirata… algo muy inglés), y logro adentrarse en la pirámide de Quefrén en 1818, aunque poco había que destacar en el interior de esta.

Años más tarde se vio obligado a marcharse por conflictos con Salt y otros iguales a el del gremio, pero no terminó ahí sino que una vez de vuelta a Londres organizaría una exposición de enorme éxito además de publicar un libro con sus hazañas. Años después en 1823 partir hacía Africa para una nueva aventura, pero murió por disentería en el Reino de Benin poniendo así fin a su vida y aventuras.

Papiro de Hunefer

Papiro de Hunefer, realizado aproximadamente entre 1310 y 1275 a. C. durante la Dinastía XIX.
Papiro de Hunefer, realizado aproximadamente entre 1310 y 1275 a. C. durante la Dinastía XIX.

En el antiguo Egipto preocupaba mucho lo que ocurría una vez llegaba la muerte, creían que una vez muertos viajaban a la tierra de los muertos para continuar viviendo allí, pero antes de llegar ahí tenían que pasar un seguido de «pruebas» y por ello precisaban de una guía a la que llamaban «el Libro de los Muertos».

Alguno de los más populares y conocidos son el Papiro de Ani (hacia el año 1300 a. C. en la dinastía XIX) o este que vemos en la imagen, el Papiro de Hunefer, escrito aproximadamente entre 1310 y 1275 a. C. durante la Dinastía XIX, cuando se realizó medía más de cinco metros de largo.

Este Libro de los Muertos se realizo para el escriba real de Hunefer, quién fue supervisor del ganado de la realeza y mayordomo del rey Seti I y su esposa llamada Nasha fue sacerdotisa de Amón en Tebas.

En la imagen vemos el juicio de Osiris y el pesaje del corazón de Anubis (dios de los enterramientos con cabeza de chacal) en la balanza de Maat mientras Thot (dios de la sabiduría con cabeza de ibis) mira el resultado para ver si le permite pasar a mejor vida o será devorado por la criatura Ammyt (cabeza de cocodrilo, cuerpo de león y parte trasera de hipopótamo).

Papiro de Hunefer, realizado aproximadamente entre 1310 y 1275 a. C. durante la Dinastía XIX.

Los retratos de El Fayum

Fechados en los tiempos de la ocupación romana en Egipto, los retratos de «El Fayum» son unas pinturas que cubren los cuerpos momificados para su enterramiento, encontrados en la región egipcia de «El Fayum», de ahí el motivo del nombre.

Los retratos de "El Fayum".
Los retratos de «El Fayum».

Los retratos tenían que ser lo más parecidos al difunto para así poder ser reconocidos tras su muerte, estaban realizados en dos técnicas pictóricas diferentes , al temple y mayoritariamente a la encáustica.

Los retratos de "El Fayum".
Los retratos de «El Fayum».

La característica de la encáustica es el uso de la cera como aglutinante para los pigmentos, una mezcla densa y cremosa que se aplicaba con un pincel y una espátula caliente terminando puliendo la pieza con trapos de lino sobre una capa de cera caliente previamente extendida para protegerla (a este termino se le conoce como encaustización).

Esculturas de bulto redondo/exentas

Dentro de las dos tipologías escultóricas que existen, las de bulto redondo/exentas; que recordemos son aquellas de forma «tridimensional» que pueden apreciarse desde todos los puntos de vista, han evolucionado ya desde una temprana edad en la historia del ser humano.

Los primeros ejemplos de este tipo de escultura los encontramos en el periodo paleolítico, unas figuras de ídolos de la fertilidad que todos conocemos, las famosas Venus.

Venus de Willendorf, museo de historia natural de Viena.
Venus de Willendorf, museo de historia natural de Viena.

Más adelante las civilizaciones mesopotámicas y de Oriente Próximo, como Egipto utilizarán la ley de la frontalidad, en que una línea simétrica desde la cabeza a los pies dividirá el cuerpo en dos partes iguales.

Zeus o Poseidón de Artemision.
Zeus o Poseidón de Artemision.

Este estilo llegará hasta la etapa arcaica griega, pero a partir del siglo V a.C. se abandonará este hieratismo para dar paso al movimiento, al naturalismo y a figuras que ya no se harán individualizadas sino que serán parte de un compendio narrativo donde veremos escenas mitológicas e históricas.

Los colosos de Memnón.

Los colosos de Memnón son lo poco que queda en pie del que fue el mayor templo del millón de años construido en Egipto, el de Amenhotep III (mucho mayor que Karnak y Luxor), que por desgracia 1200 a.C. un terremoto destruyó y posteriormente como siempre ha pasado en Egipto, otros faraones utilizaron sus restos para la construcción de sus templos.

Estas dos estatuas gemelas de más de 11 metros de altura situadas en la ribera occidental del Nilo representan al faraón Amenhotep III. Los vemos a ambos con el atributo característico de la realeza egipcia, el temes. Y orientados al este como la mayoría de los templos egipcios contemplando la salida del sol.

Coloso de Memnón mirando al este.
Coloso de Memnón mirando al este.

En la parte inferior igual que vemos en la entrada del templo de Ramses II están esculpidas también su madre Matemuia y su esposa Tiye además de también en menor tamaño sus hijas.

Madre y esposa del faraón.
Madre y esposa del faraón.

Registrado por los historiadores Estrabón y Pausanias, relataban que después de otro terremoto que hubo en el 27 a.C. la estatua más al norte producía unos sonidos por las grietas que tenían cierto símil al «canto de sirenas», algo que se expandió por todo el Mediterráneo y emperadores y grandes mandatarios quisieron acudir para oírlo por si mismos.                          

Jeroglíficos en el lateral de uno de los Colosos de Memnón.
Jeroglíficos en el lateral de uno de los Colosos de Memnón.

Mosaico del Nilo de Palestrina

Uno de los mosaicos más importantes del arte clásico es el que se realizó en el periodo alejandrino en el siglo I a.C. a finales del período helenístico en la antigua Praeneste, es el conocido como «mosaico de Palestrina».

Este fabuloso mosaico de más de cinco metros de ancho y cuatro metros de alto podemos ver la vida y la fauna que había a modo de escenas alrededor del rio Nilo, algo que nos da un ejemplo de la fascinación que sentían los romanos por el exotismo, la civilizacion y las costumbres egipcias.

En un marco con forma de arco se nos presentan, cabañas, palacios, templos, barcas, etc. y aparecen también una gran variedad de escenas en la que se aprecia la vida y los quehaceres cotidianos de egipcios, griegos ptolemaicos y africanos etíopes cazando, junto con una gran diversidad de vegetación y especies animales, incluyendo algunas especies de fantasía.
Este tipo de representaciones entran dentro de la categoría de nilóticas, y no sería la única pero si una de las más importantes.

Detalle del Mosaico de Palestrina.
Detalle del Mosaico de Palestrina.

Psamético I (660-610 a.C.), una estatua colosal encontrada de 3000 años de antigüedad.

En las cercanías del templo de Ramsés II un equipo de arqueólogos encontró este año 2017 una colosal estatua que pertenció al faraón Psamético I, que gobernó 600 años más tarde del que se pensaba que era primeramente la escultura, Ramsés II.

Psamético I cubierto de barro y agua.
Psamético I cubierto de barro y agua.

Coloso dentro del agua.
Coloso dentro del agua.

La estatua se encontró en un barrio pobre de El Cairo, mide ocho metros de altura y tiene tres mil años de antigüedad, es sin duda uno de los hallazgos arqueólogicos más importantes de Egipto de los últimos años.

Trabajos de extracción del coloso de Psamético I.
Trabajos de extracción del coloso de Psamético I.

Los expertos revelaron al estudiar a fondo la pieza, que algunos detalles como la forma de la corona y los rasgos faciales pertenecían a las características utilizadas en otros períodos del Antiguo Egipto, además de encontrar otras reliquias con inscripciones que ayudaron a confirmar que la estatua pertenecía al periodo de Psamético I.

Estela que ayudó a datar el período del gran hallazgo.
Estela que ayudó a datar el período del gran hallazgo.

El faraón Psamético I pertenece a la XXVI dinastía y llegó al poder a comienzos del denominado «imperio tardío», un periodo en que Egipto batallaba con los asirios por la independencia de su reinado, algo que tras varias campañas bélicas logró en sus más de cincuenta años de reinado, eliminando los últimos vesitigios de la dinastía Nubia y teniendo unas frutíferas relaciones con los griegos.

Este coloso, un gran hallazgo de la siempre venereda cultura del Antiguo Egipto será una de las grandes piezas expuestas en el «Gran Museo Egipcio» que se espera que habrá sus puertas en el año 2018, que aunque lleva 15 años de retrasos culpa de revueltas, robos y crisis económica, habrán mas de cinco mil piezas expuestas, algunas nunca enseñadas al público con piezas nuevas y algunas tan importantes como las pertenecientes a uno de los faraones más famosos encontradas por el egiptólogo Howard Carter en el 1922 en la tumba de Tutankamón.

Gran Museo Egipcio.
Imágenes en 3D del proyecto del «Gran Museo Egipcio».

Imágenes en 3D del proyecto del "Gran Museo Egipcio".
Imágenes en 3D del proyecto del «Gran Museo Egipcio».

Akhenatón

En la XVIII Dinastía del Antiguo Egipto surgió un faraón que revolucionó las creencias y rompió con el tipo de representaciones artísticas que había habido hasta el momento.

Akhenatón o Amenofis IV, esposo de Nefertiti y padre del famoso Tutankamon, fue el autor de la «revolución amarniana», trasladó la capital de imperio a Tell el-Amarna, en donde construyó la ciudad de Ajetatón en honor a su creencia a un único dios Atón, algo novedoso en la religión egipcia ya que siempre había sido politeísta.

Hizo grandes cambios en las representaciones de pintura y escultura, pasó del hieratismo monumental al naturalismo, y se comenzaba a ver al faraón y a su familia en momentos y escenas cotidianas, por primera vez se ven semidesnudos, sin alterar ni idealizar sus cuerpos.

Hablamos de un momento que hubieron grandes cambios, una familia en que padre, mujer e hijo son imprescindibles en la historia de Egipto, pero que por desgracia cuando murió Amenofis IV todo volvió a ser como en dinastías anteriores, y como paso con otros faraones Horemheb destruyó sistemáticamente todo lo relacionado con Akhenatón y su familia, para representar una supuesta continuidad a partir de Amenhotep III.